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¡ A nosotros todos los bienes públicos mundiales !

Publié le agosto de 2002 - François-Xavier Verschave, Victor Sègre

Artículo parecido en el número 17 (Agosto 2002) del estudio Hemisphères

Creada en julio de 2000, la asociación "Biens publics à l’échelle mondiale" tiene por vocación de promover y retransmitir las pretensiones ciudadanas favorables a la construcción de un mundo más equitativo.

Nuestro objetivo consiste en cruzar y en mezclar los enfoques incitativos y prospectivos, militantes y científicos, a fin de situar las oposiciones y los obstáculos a las pretensiones de bienes públicos, inscribiendo sin interrupción este trabajo intelectual en el movimiento social.


Denunciando sin descanso el menosprecio y los crímenes néocoloniaux, que prolongan los de la esclavitud y la colonización, no puedo ser gravado de secuaz incondicional de los valores europeos. Pero esta indignación so’lo llega a decirse p que en Europa no hay que la expresión del el peor. Uno de las separaciones históricas más decisivas en la historia de las mentalidades francesas fue el asunto Dreyfus : tras varias décadas, el Dreyfusards triunfó de exactitud sobre los antidreyfusards ; los que postulaban que la dignidad de la República Francesa estaba basada en la verdad y la justicia ganó su interminable combate judicial contra los que preferían el honor del ejército o los intereses de la Nación. Esta movilización en favor de un hombre condenado debido a su "raza" y su "religión" se prolongó, mediante la Liga de los derechos humanos y de otros grupos similares, en una conspiración para la declaración de los derechos universales. Parió a un René Cassin, padre de la Declaración de 1948.

Pasando derechos y bienes políticos a los bienes públicos económicos y sociales, se observa retroactivamente en Europa una lucha bisécul a los efectos bastante extraordinarios. Entonces que en los 1815 bienes públicos se limitaban grosso modo al ejército, la policía, una justicia de clase, infraestructuras de carreteras y portuarias, se ampliaron progresivamente a la educación, la salud, la jubilación, los permisos, un final de derecho al alojamiento, etc. Fue el resultado de un movimiento social complejo, multiforme, a veces cyclothymique (entre virulencia y depresión).

Este resultado, que moviliza entre 40 y un 50% de las producciones nacionales (el PIB), se impugna mucho menos que lo dicho y más amenazado que no se lo cree. Una muy fuerte mayoría de la población, incluso en los electores de derecha, descendió y descendería en la calle en cuanto se ponen en entredicho lo que se puede calificar de "acervos sociales". Los teóricos desfavorables, hasta al Banco mundial, debieron revisar, de lo más oficialmente posible, su hostilidad a la administración y a los bienes públicos. Debieron constatar, después del Programa de las Naciones unidas para el desarrollo (PNUD), que los países clasificados en cabeza del desarrollo humano tienen todos un elevado nivel de bienes públicos (menos al tercio del PIB). Desde el punto de vista économistique, un pueblo en buena salud y bien educado es "más eficaz" que un pueblo enfermo y analfabeto.

Pero eso es bien más profundo : la economía no puede funcionar más si todo y vendérselo todos deben. Una sociedad está mal en su cabeza y en su piel si se vuelve incapaz de designar sus bienes colectivos más preciosos - tanto precioso que deben a toda costa escapar al marchandisation del mundo. Observemos finalmente que esta conquista (inacabada) de un zócalo de bienes públicos destaca de lo que se llama en matemáticas un juego a suma positiva : la producción de bienes creció más mucho que el porcentaje de exacciones obligatorias, los particulares no fueron empobrecidos, al contrario, por estos almocárabes de solidaridad. Nosotros aquí lejos de estos juegos crueles, a suma nula, donde no puedo ganar sino lo que tomo al otro.

Con todo, esto que podría volver a ser un razonamiento consensual doblemente se mina. Por una parte, la teoría oficial y el discurso racional son contradichos completamente por el crecimiento exponencial de la criminalidad financiera, del "mundo sin ley" de los paraísos fiscales - por dónde transita en adelante más de la mitad del dinero planetario. Apenas hay bien público sin fiscalidad ni reglas del juego. So’lo hay educación y Salud Pública en los países europeos, de protección de la economía legal y los contratantes honestos, p que los agentes del fisco y la policía pueden examinar las cuentas bancarias de los defraudadores y estafadores. Pero ya la mitad de las finanzas mundiales les escapa... Ya no habrá pronto más que los pobres y los imbéciles para pagar el impuesto, lo que corre el riesgo de ser insuficiente. Lógicamente, los paraísos fiscales habrán destruido el fisco de los países de alto nivel de bienes públicos, después de haber albergado los frutos del saqueo del tercer mundo, el dinero de los dictadores, de los traficantes de armas y sociedades de mercenarios. Inicialmente impulsado por los servicios secretos occidentales y las mafias, el desarrollo de estos paraísos extraterritoriales del dinero oculto está criminalizar alegremente los grandes bancos y a las multinacionales, corromper las clases políticas, frustrar los contrapoderes de información y judiciales [1], de minar dos siglos de conquistas sociales - por la deslocalización entre otras cosas.

De dónde se lo deduce una segunda vulnerabilidad extrema de estas conquistas : evidentemente, so’lo prospèreront si encuentran cómo universalizarse. A escala mundial, los enormes diferenciales de salarios, de derecho del trabajo y protección social son ingérables, intolerables. Las razones son múltiples y conocidas. No subestiman la razón ética, el artículo 1 de esta Declaración universal que es nuestro solo código a la vez de conducta y nuestro salvaguardia : "los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y en derechos..." ". Resumidamente, no podremos no ir a la conquista de la salud para todos, de una renta mínima universal, de la generalización del derecho sindical, etc. No escaparemos a preservar juntos bienes planetarios : el clima, el agua potable, los océanos, la biodiversidad...

Hay de que entusiasmarse, más que de ir a retroceden. Lo que se perfila en este combate para los bienes públicos mundiales, no es una redistribución malthusi, es un juego a suma positiva : todo el habrá, si lo jugamos bien. Por este juego, saldremos de la caridad néocoloniale que es demasiado a menudo la ayuda pública al desarrollo : no son ya los afortunados que van a ayudar a los pobres, son estos últimos, que por sus pretensiones de dignidad, van a abrir de nuevo un juego estrechado.

No puedo desarrollar aquí todos los meandros, todas las sorpresas de tal juego : nuestra memoria de las conquistas sociales obtenidas por nuestros padres podría acordarse de proyecciones no lineales, de una letanía de derrotas encubriendo los progresos rampantes, de alianzas coyunturales con los poderes establecidos, de represiones, de traiciones. Pero si los resultados están allí, es que el deseo de algunos bienes públicos finalmente derribó las fatalidades. Los fundadores de las mutualidades, indignados a la mitad del siglo XIX por la mendicidad de las víctimas del trabajo, veían a mejor como una utopía la cobertura enfermedad universal. Su institución en Francia, al final del siglo pasado, no mover a casi persona, tendidos que éramos por otros descontentos. Pero esta lenta marcha nos hace acordar del tiempo colectivo : el cambio de las instituciones y mentalidades no resulta del corto término comercial. Es necesario saber lo que se quiere...

Es lo que se llama tener una estrategia - para no perderse en la táctica. Los términos son un poco belicosos, pero nuestra concepción de la conquista de los bienes públicos a escala mundial no es consensual - y es en eso que se distingue bastante radicalmente del agua de rosa servida en muchos foros y coloquios. Esta conquista requiere una voluntad y una perseverencia social y política, no vendrá sí, o del bénévolence del potentes. Éstos se llevan más bien a la privatización generalizada de los bienes, a la desregulación criminalizando. Conquistar los bienes públicos, es también acuñar los que se dedican a destruirlos o rechazarlos. Incluso tomándolos a la trampa de su doble lengua.

En una historia económica, jurídica y semántica donde mucho tiempo la palabra "bienes" demasiado se redujo a la mercancía, lo que importa es el calificativo "público". Será necesario coaliciones y combates comunes, intercontinentales, para imponer este calificativo sobre los bienes más vitales. Será necesario también todo un trabajo intercultural para buscar la compatibilidad entre las concepciones, consustanciales a cada cultura, de lo que sobresale por los intereses particulares. Así construirán el bien público mundial.

Consecuencia...

Todos derechos de reproducción reservados © Hemisphères

[1sobre esta criminalización inducida por los paraísos fiscales, leer las obras de referencia de Denis Robert, "Révélation$" (con Ernest Backes) y " La boîte Noire", Les Arènes, 2001 y 2002. Yo proporcionados algunos ejemplos crudos en "L’envers de la dette" sobre la criminalidad política y económica en Congo-Brazza y Angola, Agone, 2001, y "Noir Chirac", Les Arènes, 2002.

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