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Burkina Faso: ¡Francia debe dejar de apoyar al dictador frente a la rebelión de su pueblo!

Publié le 25 de marzo de 2011 - Survie

Traducido por Rocío Anguiano / Tlaxcala.

Tras 24 años de dictadura e impunidad, la explosión de ira de la juventud de Burkina Faso frente al régimen de Blaise Compaoré se extiende por todo el país. Las manifestaciones se multiplican y se queman los símbolos del poder. La diplomacia francesa, al continuar apoyando, en contra de la Historia, a uno de los dictadores “amigos de Francia”, podría resultar de nuevo desacreditada.

La muerte, el 20 de febrero en Kudugú, de un estudiante de secundaria a causa del maltrato policial, fue la chispa que prendió la mecha: los jóvenes se sublevaron tras las declaraciones oficiales que atribuían la muerte a una meningitis. Desde el 22 de febrero, se suceden las manifestaciones, violentamente reprimidas, en la mayoría de las ciudades del país, pequeñas o medianas, y ahora también en la capital. La represión ha causado varios muertos. En Uahiguya, Yako, Kupéla, Léo, Dori, Gurcy y en otras muchas partes, los jóvenes han incendiado las comisarías de policía y, en algunos casos, los locales del partido en el poder o los edificios de las autoridades regionales.

Esta es la revuelta a la que se ha visto abocado un pueblo que ya no cree en otras alternativas: Blaise Compaoré, que llegó al poder dando un golpe de Estado, se ha mantenido en él durante 24 años mediante elecciones amañadas. Fue reelegido” en noviembre tras unos controvertidos comicios, con solo un millón y medio de votos (es decir ¡el 80% de los votos emitidos!) en un país con 16 millones de habitantes y ahora pretende modificar la constitución para poder conservar su sillón de forma indefinida. Junto a Paul Biya, en el poder desde 1982, o Denis Sassou Nguesso, es el decano de la Franciáfrica, superando en longevidad al régimen de Ben Alí.

Esta agitación, que las estructuras políticas y sindicales no consiguen canalizar, es también el resultado lógico e ineluctable de 23 años de impunidad y de criminalidad política: asesinatos políticos sin resolver (entre ellos el del periodista Norbert Zongo en 1998), desapariciones de dirigentes de sindicatos estudiantiles, represión violenta y sistemática de las manifestaciones de estudiantes universitarios y de instituto. Por su parte, los procedimientos judiciales iniciados por la familia del presidente Thomas Sankara para conocer la verdad sobre su asesinato en 1987 no han tenido a día de hoy ningún seguimiento.

Hasta ahora, las autoridades francesas han renovado continuamente su apoyo a este poder criminal para utilizarlo como base de su influencia en la zona. Blaise Compaoré, que fue uno de los invitados de honor del Elíseo el 14 pasado de julio, acoge con benevolencia a las tropas de elite francesas enviadas a la zona con el pretexto de luchar contra AQMI (Al Qaeda del Magreb Islámico), con los resultados que se conocen, y sus amigos franceses le presentan siempre como un hombre de paz en la región. Sin embargo, es persona non grata en Costa de Marfil, bajo sospecha de haber apoyado desde siempre a los rebeldes que luchan hoy junto a Alassane Ouattara, lo que parecen confirmar los cables de Wikileaks; y en el Tribunal Especial para Sierra Leona, la Fiscalía reconoció el miércoles que tanto Muamar el Gadafi como Blaise Compaoré habían apoyado a Charles Taylor en uno de los conflictos más sangrientos del continente. En cuanto a la Seguridad Presidencial que dirige desde siempre la represión en Burkina, su jefe, Gilbert Diendéré fue condecorado con la Legión de Honor por Nicolás Sarkozy en 2008.

La juventud de Burkina Faso muestra que las revoluciones frente a los dictadores no son exclusivas del Magreb y de Medio Oriente y que la “teoría de la estabilidad”, que Francia siempre ha promovido apoyando sin complejos a las peores dictaduras del continente, es un callejón sin salida estratégico además de un crimen político intolerable. Del Congo-Brazzaville, en donde el Elíseo también condecoró con la Legión de Honor al jefe de la Seguridad el pasado mes de febrero, hasta Yibuti, en donde las autoridades reprimen violentamente las manifestaciones populares desde finales de enero, los pueblos africanos esperan que Francia deje de poner su “savoir-faire” al servicio de los autócratas.

La asociación Survie renueva, por lo tanto, su llamamiento al gobierno para que ponga fin a cualquier ayuda militar y policial a estos regímenes, antes de que la Historia le obligue de nuevo a hacerlo.

Contacto de prensa: Stéphanie Dubois de Prisque – Responsable de comunicación de Survie - stephanie.duboisdeprisque[at]survie[dot]org - 0331 44 61 03 25

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