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Bienes públicos mundiales, la visión économistique

Artículo parecido en el número 17 (Agosto 2002) del estudio Hemisphères

Una nueva idea que viene con mucho...

La idea que bienes públicos globales se conviertan en una necesidad a escala mundial. se ha lanzado en fuerza por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) en 1999. El informe en el cual este concepto se desarrolló estaba en realidad la coronación de una década de investigaciones que tendían a fundar el concepto de desarrollo sobre otra cosa que de los términos económicos. Hace a autoridad desde, tanto que la definición que da "Global Públicos del Goods" se reanuda un poco por todas partes como palabra de evangelio. Y es bien allí que la albarda hiere.

Los bienes públicos, en este marco teórico, son mercancías [1] paradójicas, que estarían por naturaleza "no rivales" (que el uno consume no impide otros hacerlo) y "no exclusivas" (están la disposición de todos). Se desprende que el mercado no puede generar ni administrar tales bienes, que deben, si son necesarios, ser proporcionado por el poder público.

Esta definición traduce la elección, entre las múltiples cuestionamientos sobre los bienes y servicios públicos que esmaltaron el pensamiento económico desde sus orígenes, de la formulación perentoria que dio Paul Samuelson hace un medio siglo, transpuesta tal cuál a nivel mundial. Queda muy clara, y liberada al principio de toda intención buena o mala otro que la afirmación de la necesidad de tales bienes, o el acta de su falta. Pero los bienes públicos que responden a estas dos estrictas condiciones (él los dicho "puros") son la excepción. Se dan pues todos los otros por "impuros". La integración de estas cosas extrañas a la teoría económica neoclásica implica complicaciones sobre las cuales nosotros no extenderemos aquí, algún interés que se pueda elevar a esta clase de ejercicio.

Sus dos alternativas y su peligro

No es necesario asombrarse de lo que una formulación tan puramente instrumental conduce a todo lo que se quiere, o incluso a cualquier cosa. Actualmente dos concepciones parecen oponerse radicalmente. En realidad, a partir de las mismas premisas, difieren en las intenciones sobre todo. Esquematizadas al extremo, pueden resumirse así :

En la primera, el bien público es algo que falta al mercado para funcionar bien, y que el mercado no puede proporcionar. Criterio mercantil. La necesidad se aprecia en laguna de crecimiento o beneficio. Debe aceptarse por una autoridad pública. El bien público es la muleta social del mercado.

En el segundo, el bien público es alguna cosa que falta a la sociedad para funcionar bien, y que el mercado no puede proporcionar. Criterio humanista. La necesidad se aprecia al aliso de los derechos humanos universales. Debe aceptarse por una autoridad pública. El bien público es la muleta de la sociedad comercial.

Para avanzar en la esta segunda óptica sin salir de la teoría neoclásica, es necesario completarla por la introducción de un componente altruista, este a que distintos autores se aplican con cuanto más o menos de éxito. Amartya Senegal y su escuela (que inspiran los trabajos del PNUD sobre este tema) empujan en este sentido hasta postular una verdadera revocación humanista de la economía política moderna. Este paso en antes de es de una importancia capital, pero se puede dudar que sea pasable sin volver a poner en el fundamentales de la teoría neoliberal - esto que ni Senegal ni los teóricos del PNUD parecen hacer.

Este planteamiento es sin embargo infinitamente más prometedor que la primera, en la cual se reconocerá la estrecha óptica de las instituciones financieras internacionales. Pero si, el al otro, la definición del objetivo social difiere radicalmente, la del medio económico sigue siendo al contrario muy vecina. La imagen de la muleta tiene alguna cosa de fundamentalmente negativo : ¿supuesta necesario el tiempo de una rehabilitación vital, no se puede sino soñar suprimirla a continuación, y cuándo ? ¡Cuando el "mercado" tomará o reanudará en carga este medio !

Se puede pues impugnar la elección de una definición negativa, y así estrechamente económico que las buenas intenciones tienen dificultades a imponer su lógica. Pero nada nos obliga a tomarlo como base. El origen profundo del concepto de bien público está en el movimiento contradictorio de las sociedades hacia el progreso social, y su reformulación en el pensamiento neoclásico no es, en esta evolución general, más que un reciente episodio y regresivo.

Se puede finalmente dudar que la definición "en hueco" de Samuelson pueda convertirse en un objetivo movilizador para el movimiento social. ¿Pero lo que él substituir ? Será el objeto del artículo siguiente.

Consecuencia...

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[1"Goods" significa "mercancías" en inglés, y el singular que dan los diccionarios es "commodity" (mercancía) y no "good" (bien). Pero se dice público ahora se "tiene good" al singular, mientras que "el bien público" sería más bien "público wel".

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